La tormenta no me cogiò. No te preocupes. Creo que le entrò miedo de que le pegaras, y como venganza me intimidò con 4°C. Llegué a casa congelada. Ojalà estuvieras dentro de mi ducha, susurrando ese mal escrito "ti voglio un kasino de bene". Tus palabras me suben por la tripa hasta la boca, y no sé si besarlas o comérmelas. Mejor me las trago y me las llevo conmigo. Sabor amargo de conocerte tanto, y de sentirte lejos, de saber que, en realidad, no me esperas alli. Me conoces bien.
Pendiente queda ese paseo bajo la tormenta, donde te enfrentaràs a ella para llevarme liada en una toalla a ese banyo caliente, que nos devuelva a la vida, y quizà algo màs (esa ducha irrepetible en mi casa, en Alcoy). Como dos amantes, follaremos, aunque no seamos amantes, aunque no sepamos lo que somos. Somos màs que ese video donde sales tu, y salgo yo, sòlo al final. Esperlo volverlo a ver, espero ese verano lluvioso, donde me pueda perder con Liège, cuando ya no tengas que dar explicaciones. Te conozco bien. Y si el verano no llega, y hace falta crear uno, nos vamos a una isla, de esas de abuelos modernos, y nos tostamos al sol (sin una mesa del Leroy Merlin a cuestas). Y si de aqui a alli, te enamoras, me lo dices, y me exilio de ti, aunque sabemos que nunca dejaremos de vivir en la misma tormenta.