dissabte, 6 d’octubre del 2007

La città eterna...

Mamma mia, qué sucia es esta ciudad. Parece increíble que se puedan acumular tantos y tantos desperdicios e inmundicias en el suelo de una ciudad, porque siendo la capital de un país algo de buena imagen debería de dar. Mientras Valencia se engalanaba para recibir a toda la comitiva papal el pasado verano, Roma y sus CIUDADANOS aprovechaban para tirar toda la basura que pasaba por sus manos al suelo... no hay a penas conciencia de limpieza, ni de orden y eso también se ve en las personas, tantas marcas, tanta moda, tanto dinero, tanto Gucci y Louis Vuiton para qué los tacones más caros de las mejores tiendas que rodean Piazza Spagna pisen la enorme cantidad de papelitos, propragandas, chicles, y demás desperdicios de mayor grandaria que habitan las calles romanas, y creo que también las italianas. ¿Será que los servicios públicos de limpieza no son eficaces?, ¿será que aquí no se le da ninguna importancia a la limpieza?... no, es que simplemente aquí la gente no es educada ni respetuosa con su medio, la gente no te saluda si te la cruzas en el ascensor, ni siquiera el portero te saluda, la gente no te da las gracias si les ayudas en algo, la gente no te contesta si le preguntas donde está tal o cual calle, la gente se asusta de cualquier persona que no vaya vestido como ella, la gente no respeta las colas, cuando es el país donde más tiempo se pierde haciendo cola... sin embargo, entras a un chino y te dicen "bona sera", entras a un locutorio y te dicen "prego", en el badulake donde compras la cerveza fresquita a horas tan intempestuosas como las 21h. y te hablan con amabilidad, incluso te preguntan de dónde eres. La señora de limpieza, que es boliviana, se alegra de poder hablar en castellano, mientras yo me pregunto lo extraño que es pertenecer al mundo de los inmigrantes, cómo uno se siente tan acogido por personas que también saben lo que es estar fuera de esa casa tan grande que conforma nuestro país, nuestra lengua, nuestras costumbres, nuestro entorno... esa señora de la limpieza que recoge todo lo que los autóctonos de aquí echan por la ventana, haciendo de Roma una ciudad llena de restos humanos inservibles... no valoran lo que tienen... no hay nada mejor que perder lo que se tiene para echarlo de menos... dentro de poco hasta el Coliseo tendrá pintadas marranas... pero sin embargo no hace falta ninguna ASIGNATURA que nos recuerde (a nosotros y a los que vienen por detrás) lo que significa el respeto, la empatía, la tolerancia, el reciclaje... qué bien se vive en la ignorancia!

divendres, 5 d’octubre del 2007

Què fàcil ha sigut...

Jo que pensava que no ploraria... i he tardat un dia entre escriure-ho i fer-ho. Quina plorera m'ha creat l'Interail... quina il·lusió!
En certa manera, trobe a faltar utilitzar el valencià. Anit un xic em va preguntar si era catalana, la qual cosa em va estranyar perque mai m'havien dit això. El xic en qüestió em va dir que tenia accent, quan fa ja més de 12 dies que no parle valencià. Bò, que em va fer gràcia. La majoria de valencians que he conegut ací no parlen valencià, i pel que es veu els catalans han decidit anar a un altre destí per a fer la seua Erasmus, perque no en conec cap. De moment, no he aprés molt italià, és difícil viure amb espanyols, anar a la universitat i trobar-te amb espanyols, eixir de festa i coincidir amb espanyols, i conèixer als pocs Eramus d'altres països que hi han ací, i que et parlen en anglès perque no saben parlar italià... así no se puedo! Hui he vist el llistat de les persones amb les que vaig a fer el curs d'italià... si som 25, 20 som espanyols, vagues on vagues, allí trobaràs a un/a espanyol@.
Ara que ja he plorat, només em queda 1. sexe, 2. vomitar, 3. veure, després d'una nit de festa, la sortida del sol... (no Manuel?)...

dimarts, 2 d’octubre del 2007

I miei coinquilini!


De derecha a izquierda: Andrea (Ayora), Javi (Algeciras; mi compañero de habitación), Tavi (Sevilla), yo y Macarena (Alicantina che abita a Sevilla). Qué bonicos que son!

Obtusamente obstruida

Desde que el 3 de Abril me confirmaron que me iba de Erasmus a Roma, he empezado a crear una coraza cada vez más y más grande que me ha llevado a estar absolutamente insensibilizada a todo. Ha sido un procedimiento raro de intentar ser fuerte para no pasarlo mal, una autoprotección que sabía que iba a ser necesaria, pero que no pensaba que fuese a ser tanta. Desde que llegué a Roma no he llorado. La primera noche, después de cenar con Andrea y con Lucía, cansadísima a causa de haber dormido dos horas la noche anterior, me metí en mi litera, y al verme rodeada de personas que no conocía, me entró la pena, pero decidí cerrar los ojos e intentar dormir. Los primeros días fueron duros, buscar piso, hablar en italiano, estar siempre siempre rodeada de gente que no conoces... fácil tampoco es, pero no lloré, ni siquiera cuando no nos dieron el deseado piso del que las tres valencianas nos enamoramos. Tampoco lloré cuando junto con Andrea, Tavi y Javi encontré piso, al cual en último momento se añadió Macarena. Y no lloro pero sin embargo no paro de pensar lo emocionante que es todo esto, lo increíblemente inmensa que es esta ciudad, lo importante que ha sido para mí coincidir por una vez, desde que dejé de vivir con Manuel y con Koke, con compañeros de piso afines a mí, tan buena gente son, que al final ha dado igual compartir o no habitación porque, total, nos pasamos el día juntos, aunque no hablemos, o estemos cada uno con su ordenador, estamos juntos. Hemos empezado nuestra Erasmus a la vez, y ¿qué pasará cuando la acabemos? De momento tenemos establecido el vínculo Valencia-Sevilla-Cádiz...
Y pese a lo maravillada que estoy sigo sin llorar, y aunque echo de menos, sigo sin llorar, y aunque estando tan lejos me siento muy cerca de algunas personas, sigo sin llorar, y eso que quiero, y sigo sin llorar. Y no sé si eso es porque me hago fuerte, o todo lo contrario, porque me hago más débil, o quizá sea porque me hago mayor... que eso es seguro... mañana me hago mayor.