Sicilia se convierte en un espectáculo increible cuando te das cuenta de que la naturaleza se ha encargado de darle la forma de una meravigliosa creatura.
Playas espectaculares donde echarse unas risas con los amigos; aguas cristalinas donde bañarse desnudos; ameneceres cálidos y madrugadores que dan la bienvenida a un día con una gran resaca de sueño; atardeceres con el reflejo de la luna anaranjada sobre el mar disfrutando de la brisa después de una buena ducha; caminos de lava donde valorar cuáles son tus límitaciones físicas, acantilados de vértigo donde creerte libre; sillones naturales que la erosión del aire se ha encargado de formar en playas de piedras que parecen montañas de sal; balcones llenos de flores donde pasar una vacaciones; paseos marítimos con olor a pescaito frito y terrazas de hotel con vistas a paisajes de ensueño donde tomarse unos cuantos vodkas con naranja hasta saberte lo suficientemente desinhibido para transformar un paseo nocturno en un rapto sin reservas donde en unos instantes me hagas ser consciente de que no puedo escapar de esa sonrisa maliciosa, de esa mirada extremadamente segura, que hasta hoy, no había visto nunca.
El Etna entró en erupción más o menos cuando a mí se me vino encima la montaña de sentimientos contradictorios, a los que no sé cómo dar forma ni color.
Playas espectaculares donde echarse unas risas con los amigos; aguas cristalinas donde bañarse desnudos; ameneceres cálidos y madrugadores que dan la bienvenida a un día con una gran resaca de sueño; atardeceres con el reflejo de la luna anaranjada sobre el mar disfrutando de la brisa después de una buena ducha; caminos de lava donde valorar cuáles son tus límitaciones físicas, acantilados de vértigo donde creerte libre; sillones naturales que la erosión del aire se ha encargado de formar en playas de piedras que parecen montañas de sal; balcones llenos de flores donde pasar una vacaciones; paseos marítimos con olor a pescaito frito y terrazas de hotel con vistas a paisajes de ensueño donde tomarse unos cuantos vodkas con naranja hasta saberte lo suficientemente desinhibido para transformar un paseo nocturno en un rapto sin reservas donde en unos instantes me hagas ser consciente de que no puedo escapar de esa sonrisa maliciosa, de esa mirada extremadamente segura, que hasta hoy, no había visto nunca.
El Etna entró en erupción más o menos cuando a mí se me vino encima la montaña de sentimientos contradictorios, a los que no sé cómo dar forma ni color.
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