dimecres, 9 d’abril del 2008

El cuento de 'Las mil y una noches'

Cuando las cosas se confunden y esperas un mensaje de respuesta que no va a llegar, sucede que te dan ganas de arrancarle a alguien los ojos, o al menos, esas manos que recorrieron tu barriga sin pudor alguno. O puede suceder, que suenyes que esas manos vuelven y esta vez te acarician la espalda, mientras te reparten un saco de besos que preguntan qué llevas en el pezòn. Te das tanta rabia, que no sabes si es mejor olvidarlo todo, o seguir sonyando, dormida o despierta, da igual. La dulzura de esa pequenya se convierte en una punyalada trapera. En realidad, nunca fue una palabra carinyosa, sino un mentira màs. Y no se porqué a estas alturas me enfado, porque ya son muchas las mentiras de este tipo, los mensajes sin respuesta, y las llamadas perdidas... bien perdidas. No es la primera vez que me miras de ese modo, pero ahora me miras avergonzado, porque sabes que no lo estas haciendo bien. Con tu olor, fuiste capaz de convencerme de que la noche estaba màs borracha que nosotros, cuando era imposible estar màs borrachos que tu y que yo. Y al final, solo fuimos eso, un tu y yo, separados por la distancia de mi cama de 80 centimetros, acompanyados de una resaca que se aprovechaba de mi, y de unos ronquidos que callaban todas las bonitas palabras que durante esas ocho horas de insomnio se nos ocurrieron decir.
Qué pasa pequenya?.............................nada, no estaba pasando nada.

3 comentaris:

mai ha dit...

muy bueno, me ha encantado, ...que la noche estaba mas borracha que nosotros...

Pablo ha dit...

A mi tambiém em ha gustado.

Si lo alargas un poco más y le das un poco más de "voz" al tio.... genial.

Manuel Pérez i Muñoz ha dit...

Sigues teniendo el corazón de niña...

Sabes, si la flor de los almendros no madura rápido, acaba por helarse, o por echarse a perder a la primera lluvia...