diumenge, 17 d’agost del 2008

J.A.

Ahora que estoy trabajando de noche, me doy cuenta de que dormir es sólo necesario para soñar. Dormir es el momento de cerrar los ojos y embarcarse por caminos oníricos, donde no siempre las cosas son lógicas, ni reales, donde a veces aparace gente con caras raras que tú, sin embargo, reconoces como conocidas.
Esta noche he conocido a un chico que no sabe soñar. Teme el momento de cerrar los ojos y ver sólo la oscuridad; esa oscuridad negra y profunda que lo envuelve sin darle calor ni cobijo. Esa noche que acaba por transformarse en miedo. Miedo ante la desesperación de no poderse dormir, miedo a los monstruos que puedan salir de un armario cerrado con llave, miedo a que los fantasmas de su familia muerta aparezcan de entre las sábanas. Y así el miedo se transforma en frío; y así este chico transforma su miedo, y su frío en golpes e insultos. Y así no hay quien le explique que cuanto antes se duerma, antes llegará la luz del día que se lleva el miedo, el frío y los sueños que nunca va a tener.
Porque este chico no sabe soñar, ni tener...
Sólo sabe llorar por el miedo y el frío, aunque sea verano y duerma con pijama de invierno. Por tener miedo a los sueños, no puede dormir; por no poder dormir sólo ve cómo la noche se hace cada vez más noche, deseando la llegada del amanecer desde sus insomnes sueños.

1 comentari:

Anònim ha dit...

Dormir está sobrevalorado.

Quizás ese chico no sueña porque le da miedo liberar la mente...