diumenge, 4 de novembre del 2007

Así no se puede...

Pasa el tiempo, y ya llevo aquí bastante. Hace mucho, demasiado, que no me paro a escribir, a pensar. A veces, por las noches, cuando no puedo dormir, me pongo a pensar, pero todo lo que viene a mi cabeza deja de estar allí a la mañana siguiente. Cuando estoy en clase pienso, escribo, pero menos de lo que debería. Cuanto libera poner los dedos sobre el teclado y dejar que todo fluya sin más.
Pese a no dedicar mi tiempo a escribir, ni a pensar, la morriña ha entrado en mi vida. Ya he superado el máximo tiempo que había estado fuera de casa, ya llevo más de un mes aquí, y cuando pienso que falta otro mes para volver a casa, lo veo largo. Sin embargo, echo la vista atrás y pienso que la última vez que escribí aquí fue hace un mes, y tampoco ha tardado tanto en pasar. Los días están llenos de inquietudes, de visitas, de nuevas caras, de borracheras, de cenas improvisadas, de amigos, de recuerdos, de parole, de lezione, de planes, de risas, de responsabilidades, de... tantas cosas. Y ahora se hace de noche a las 16.55, demasiado temprano. El bioritmo cambia, yo también. Los caracteres empiezan a aflorar, las riñas, los enfados, las tensiones, los gritos, la convivencia, la intolerancia, las diferencias... también afloran los amigos, las 'chiacharatas', el italiano, el callejero en tu cabeza, el metro (prossima fermata: Colosseo), los buhos. Te pierdes en el Trastevere, en sus calles pequeñas, en su magnetismo, en sus aperitivos. Te sientas en un escalón y sabes que estás siendo feliz. Una gaditana te presenta a un catalán que resulta ser amigo de un alcoyano. Sonríes. Haces una foto, para el fondo de pantalla del ordenador, para ti, para cuando vuelvas a casa... dónde está mi casa? quién me esperará cuando vuelva? cuándo volveré?
Mientras estoy aquí. Spesso hablo con mis amigos, algunos me llaman por teléfono, otros no. Otros me escriben, otros no. Da igual, amigos son. De repente, enciendes el ordenador, escribes tu correo, pones tu contraseña y ves el nombre de un chico con el que no has hablado desde que estás aquí. No sabes qué ha pasado, no sabes si es que simplemente no ha pasado nada...pero sí ha pasado... TÚ qué dices? Mientras hablo contigo, me acuerdo del banquito en frente del Reina Sofía y me pregunto qué pasaría si hiciese lo mismo desde Roma. Y mientras pienso todo esto, tengo resacas, clases, a veces, ganas de llorar (no esperaba que la morriña fuese real). Escucho a Timbaland y sonrío, y bailo con el Absolut, y me guardo un hueco para un tequila.