Cerca de las 7 de la tarde de ayer, nos hicimos unos bocatas de pechugas empanadas con mayonesa, nos preparmos unos tintos de verano, y nos plantamos en el Ippodromo delle Capanelle (Linea B- Linea A- Bus 664), siguiendo las recomendaciones de Betta, de que no podíamos dejar de ir a un concierto de Subsonica, porque a fin de cuentas, sus conciertos parecen una discoteca y no íbamos a poder dejar de bailar.
Así fue, bailamos, sudamos (che caldo!!), pero al menos, tuvieron el detalle de cantar casi todas las canciones de su primer CD "Microchip emozionale" y del último "L'eclissi", justo los mejores CD's, y por tanto, los que más habíamos escuchado... La gente a nuestro alrededor nos miraba sorprendidos al ver a dos españolas en un concierto de un grupo italiano (bien integraditas como nos dijo la madre de Andrea), porque nos sabíamos las letras, y estuvimos dándolo todo durante las dos horas que duró el concierto. Dada la escasa seguridad en el acceso al concierto, pudimos entrar nuestros bocatas, nuestros vinitos, que junto con la olor a porro generalizada, y el elevado nivel de cocaína en el aire de Roma (un estudio científico afirma que en el centro de Roma, especialmente en La Sapienza -mi universidad-, se respira cocaína) nos hizo sentirnos en una rave. Subsonica estuvo mejor que bien, tienen un directo increible, muy buena voz la de Samuel, una puesta en escena muy original, unos movimientos propios de Michael Stipe o Franz Ferdinand, que junto con el juego de luces, y un público totalmente entregado, hicieron que las dos españolitas vibrasemos de emoción.
Así fue, bailamos, sudamos (che caldo!!), pero al menos, tuvieron el detalle de cantar casi todas las canciones de su primer CD "Microchip emozionale" y del último "L'eclissi", justo los mejores CD's, y por tanto, los que más habíamos escuchado... La gente a nuestro alrededor nos miraba sorprendidos al ver a dos españolas en un concierto de un grupo italiano (bien integraditas como nos dijo la madre de Andrea), porque nos sabíamos las letras, y estuvimos dándolo todo durante las dos horas que duró el concierto. Dada la escasa seguridad en el acceso al concierto, pudimos entrar nuestros bocatas, nuestros vinitos, que junto con la olor a porro generalizada, y el elevado nivel de cocaína en el aire de Roma (un estudio científico afirma que en el centro de Roma, especialmente en La Sapienza -mi universidad-, se respira cocaína) nos hizo sentirnos en una rave. Subsonica estuvo mejor que bien, tienen un directo increible, muy buena voz la de Samuel, una puesta en escena muy original, unos movimientos propios de Michael Stipe o Franz Ferdinand, que junto con el juego de luces, y un público totalmente entregado, hicieron que las dos españolitas vibrasemos de emoción.
Soundtrack de nuestro final de la Erasmus.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada